Mujer busca su sitio: el debate de Jane Eyre

Ya sabéis que no nos gusta reseñar los libros en nuestro maleducado club de lectura sino hacernos preguntas y reflexiones acerca de lo leído, así que, lamentablemente, si todavía no has leído Jane Eyre tal vez sea hora de que lo hagas antes de continuar con nuestro rompecabezas brontiano.

La pregunta fundamental es: ¿Qué tiene Jane Eyre para que me haya hecho llorar dos veces? ¡Dos, ni más ni menos!, lo cual es un mérito fabuloso contra mis propios prejuicios, pues he de reconocer que miro con aprehensión antes de la lectura toda novela escrita en el siglo XIX, a razón de gustos personales (repito: gustos personales), pues Pérez Galdós me resulta soporífero, Pardo Bazán inconstante (pero aún la mejor, dentro del grupo), y el insigne Clarín francamente insoportable. Si a eso le sumamos la decepción que constituyó para mí la primera lectura de Jane Austen, de la que tanto aguardaba, en concreto de su Sentido y sensibilidad, seguramente por resultarme ajena a mis propios sentido y sensibilidad, fueron tejiendo en mi intricado sentido literario una cierta desconfianza a la etiqueta “decimonónico” sólo salvada gracias a mi estima por la literatura romántica que cultivaron escritoras y escritores coetáneos de los ya mencionados. Mas he aquí que la bendita literatura rasga de frente tales prejuicios personales y me lanza a las páginas de Jane Eyre, merced al buen juicio de nuestr@s maleducad@s seguidor@s, y me encuentro con una obra despierta, de pulso firme y adictiva, que acaba por involucrarme y ceñirme en el destino de la protagonista desde el primer capítulo.

Bien podéis juzgarlo por vosotr@s mism@s, si no lo habéis hecho ya, pero acaso estéis esperando conocer hacia dónde enfocamos las claves que pueden llevaros a profundizar algo más en el caudaloso lecho de este sustancioso libro. No lo demoremos más, pues. Aquí tenéis nuestro decálogo de claves para reflexionar alrededor de Jane Eyre:

1. Elementos biográficos: en Jane Eyre están presentes casi sin maquillaje muchas de las experiencias vitales de su autora, Charlotte Brontë.

  • Hija de un párroco: Charlotte Brontë imagina a Jane Eyre huérfana de un padre párroco de la Iglesia de Inglaterra, siendo ella misma hija de un párroco metodista. No puede desarrollar la personalidad del párroco en el padre desaparecido de Jane, pero aparecerá en escena un firme soldado de la fe, John Rivers, que servirá a Charlotte para describir con holgura cómo podría ser la personalidad de un reverendo, ¿tal vez la de su propio padre?
  • Huérfana y al cuidado de una tía: Jane Eyre era huérfana de padre y madre; Charlotte Brontë y sus hermanos, sólo de madre, y hasta ahí la diferencia porque ambas acabaron bajo la custodia de sendas tías, aunque lo cierto es que no podemos definir que más tenían en común la ficticia señora Reed con Elizabeth Branwell, porque lo que es seguro es que el personaje de Jane Eyre no fue feliz con su tía; pero, ¿lo fueron Charlotte Brontë y sus hermanas y hermano?
  • Vida en el internado: Lowood es un estricto  internado ficticio donde Jane Eyre pasó ocho años de vida, el primero de los cuales se dio una epidemia de tifus o tuberculosis por las condiciones de insalubridad que segó la vida de muchas alumnas. Por su parte, Charlotte estudió con sus hermanas en el también estricto internado Cowan Bridge, donde las mayores, Elizabeth y Mary, mueren a causa de una epidemia de tuberculosis.
  • Experiencia como institutriz: Charlotte Brontë, al igual que su creación. Jane Eyre, y que sus hermanas, hubo de ejercer el cargo de maestra e instituctriz para poder ganarse la vida. Desde esa posición, pudo sentir en carne propia las hirientes imprecaciones hacia su ocupación que escucha Jane Eyre al verse rodeada de las damas y caballeros que el señor Rochester invita a casa.

» – Querida: ¡no me hables de institutrices! Sólo oír esa palabra me pone nerviosa. He sido mártir de su incapacidad y de sus caprichos. ¡Gracias a Dios que ya no tengo que tratar con ellas!»

  • Familias de hermanos: aunque Jane Eyre es huérfana, la autora hace que conozca dos modelos de familias de hermanos contrapuestas: los hermanos Reed, que no se entienden entre ellos, contra los hermanos Rivers, que constantemente se muestran solícitos los unos con los otros. Curiosamente, estos grupos de hermanos están formados por dos mujeres y un hombre, el mismo número y género de hermanos, tras la muerte en la niñez de Elizabeth y Mary, con los que Charlotte conviviría: Emily, Anne y Branwell.
  • Ambiente social constreñido: la época victoriana, con sus rígidas normas, estamentos sociales e incluso hipocresía moral y religiosa se halla presente en muchos detalles del libro. ¡Imposible reparar en uno concreto!

2. Personajes femeninos solos ante el mundo: además de la protagonista, transitan por las páginas de la novela niñas y mujeres que han sido arrancadas de su espacio vital para verse, con mayor o menor fortuna, en otro nuevo. Tal es el caso, por ejemplo, de las niñas Helen Burns (de estrafalaria personalidad), Adèle (huérfana que acoge Mr. Rochester, sin que llegue a aclarársenos por completo si era o no su hija natural; lástima de test de ADN), o Bertha Mason (absolutamente desquiciada y desequilibrada, recluida entre las paredes de una mansión).

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Ilustración de F. H. Townsend: «Se quitó el velo de la cabeza, lo rasgó en dos, lo tiró al suelo y lo pisoteó.»

3. Metaliteratura: A propósito de Bertha Mason: no nos referimos aquí a los versos y citas bíblicas que asoman a las páginas de Jane Eyre, sino a las reacciones que en otras autoras suscitó su lectura. En este caso, hablamos de la magnífica Ancho mar de los sargazos, de la escritora caribeña de padre galés Jean Rhys, que recrea la vida de Bertha Mason, “la loca del ático”, para explicarnos cómo alcanzó tan alto grado de desequilibrio psíquico. Y lo cierto es que no deja a Mr. Rochester en muy buen lugar… Ya lo comentamos en Lecturas en femenino.

4. La crisis de los tres días: personalmente, me conmueve el completo hundimiento moral y físico de Jane Eyre, así como la mano que se le tiende cuando todo parece perdido. En sólo tres días, pasa de estar a punto de casarse con un hombre de buena fortuna al que ama a verse apartada del mundo y desamparada, rechazada, desaliñada y prácticamente muerta de hambre y sed: sólo encuentra refugio en la Naturaleza; los seres humanos la repelen; la desesperación la hace resignarse a la muerte, y en ese instante sólo los Rivers, y concretamente John, serán capaces de levantarla venciendo la aversión hacia su estado, abrirle las puertas de su casa y ayudarle a reponer su salud, deteriorada por esa crisis salvaje.

«- Después de todo, bien puedo morir -dije-. Creo en Dios y aguardaré resignada que se cumpla su voluntad.

No sólo había pensado aquellas palabras, sino que mis labios las habían pronunciado en alta voz.

– Todos hemos de morir -murmuró una voz muy próxima a mí-, pero no todos están condenados a perecer prematuramente de necesidad, como podría haberle sucedido a usted al pie de esta puerta.»

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Ilustración de F. H. Townsend: «¡Chitón, Hannah! Tengo que hablar con ella.»

Curiosamente, en un capítulo de la serie televisiva Bones su protagonista sufre también una crisis en la que su mundo se pone patas arriba durante tres días, y hemos descubierto al respecto que existen experimentos científicos del siglo XX que concluyen que un mundo bruscamente puesto al revés, como le sucedió al de Jane, puede ser recompuesto en 3 días. ¡Y eso ya lo imaginara Charlotte Brontë en 1847!

5. Elementos románticos: Poder sobrenatural del amor: la llamada imperiosa y desesperada del amado es escuchada y respondida por la amada a través de los cielos y la distancia, puede entenderse como una prueba del romanticismo que impregna la obra.

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Ilustración de F. H. Townsend: «¿Eres Jane de veras? ¿Jane viva?»

6. Elementos góticos: Los desmayos de Jane: la misma Jane afirma que sólo se desmayó en dos ocasiones, y en ambas de puro terror ante situaciones de ambiente gótico, un estilo que deja también su huella en la obra: encerrada de niña en la habitación roja donde murió su tío, Mr. Reed, en la que cree percibir fenómenos paranormales, y tras la pesadilla que deja paso, al despertar, a la incursión nocturna y endiablada de Bertha Mason en su dormitorio. También, poco antes de su primer y casual encuentro com el señor Rochester, se desata la imaginación de Jane, alimentada de relatos de tinte gótico, al recordar leyendas sobre caballos que presagian la muerte.

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Ilustración de F. H. Townsend: «Tenía mucho miedo de sufrir una coz».

7. Personajes ambiguos: Grace Poole: el nombre más odiado y más temido que resultó ser una simple cabeza de turco, una cortina de humo que escondía a la verdadera moradora del ático, hecho que traerá de cabeza a Jane ya que no acierta a comprender que tras tantas maldades como se le achacan la misteriosa Grace Poole siga cobrando un sueldo del bolsillo del señor Rochester.

8. Personajes contrapuestos: ya mencioné como contrapuestos los hermanos Reed contra los hermanos Rivers, pero además de ellos llaman la atención otras parejas de “opuestos”:

  • Jane Eyre vs otras mujeres, así en general. Concretando, podemos citar a Jane oponiéndola a Blanche Ingram, con su hierática belleza, o a Rosamunde Oliver, con su carácter no apto a sacrificios misioneros, y, por supuesto, contra Bertha Mason, bruta y enloquecida.
  • Mrs. Reed vs. Miss Temple: es fácil contraponer la ceguera insensible de Mr. Reed, que juzga malvada a Jane Eyre y dulces angelitos a sus traviesos hijos, frente a la sensatez amable de Miss Temple, profesora en Lowood.
  • Hermanos Reed vs. hermanos Rivers: ya comentamos sus diferencias en «Elementos biográficos».
  • Mr. Rochester vs Mr. John Rivers: uno, poco agraciado físicamente más el más bello de los mortales para Jane Eyre, de carácter contradictorio, hombre de cabeza dura y corazón blando; el otro, digno de compararse al mismo Apolo en figura, mas fiel soldado de Dios que dedica su corazón a construir el reino y no tiene espacio en él para amores mundanos.

9. La lectura como refugio: como lectoras, no podemos dejar de fijarnos en todo lo que tenga que ver con la lectura. De hecho, en este caso, es esencial para la Jane Eyre niña, que se evade de los malos tratos que sufre en casa de los Reed, especialmente por parte de su primo John, aunque no sólo de niña sino a lo largo de toda la historia podemos encontrar aquí y allá la huella de la importancia que para Jane adquiere la lectura, lo que sin duda es paralelo también a la biografía de su propia autora. ¿Deberíamos haber incluido este punto entre sus elementos biográfico?

10. Identificación con los personajes: ¿Puedes identificarte con los personajes? ¿Emocionarte? : Si. Al menos, sí, en mi caso, ya que me tocó la fibra maleducada, como ya mencioné, en dos ocasiones. ¿Cuáles? Eso me lo voy a guardar para mí…

Concluido nuestro breve análisis y listo para vuestra propia reflexión, os recomendamos que, si no lo habéis hecho todavía, os descarguéis nuestra guía de escritoras victorianas, una buena forma de completar estas pulsaciones maleducadas sobre esta obra maestra de Charlotte Brontë.

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5 pensamientos en “Mujer busca su sitio: el debate de Jane Eyre

  1. […] memoria recuerdo diez (imagino que los otros no me dijeron gran cosa), entre los que destacaría el clásico de Charlotte Brontë Jane Eyre. Lo que sí puedo decirte es que ahora que participo en Maleducadas soy mucho más consciente de la […]

  2. […] caso expresarlo a costa de la fuerza de la historia escrita, como sería el caso de Jane Eyre, novela que ya leímos en este mismo club de lectura. Virginia Woolf no censura el talento de su autora, Charlote […]

  3. Bona dice:

    Personalmente, entre las victorianas y Jane Austen, mi gusto personal me inclina hacia esta última.
    Pero comprendo perfectamente lo que explicas en este blog y me encanta el análisis de esos distintos aspectos de la obra.
    Jane Eyre es una mujer real, que quiere la vida en sus propios términos a cada momento. Es uno de los retratos de mujer más realistas y sutiles de toda la literatura. Me encanta que reivindique su propia individualidad, que se niegue a encasillarse en el lugar donde pretenden colocarla los hombres de su vida.
    Los «peros» que le pongo a la novela son más de otro tipo, estilísticos y los detalles nacionalista-imperialista.
    P.D.: Yo soy una apasionada galdosiana, entre otras cosas por su representación realista de las mujeres de todas las clases sociales, bastante alejado de los pedestales en que los novelistas decimonónicos ponían -por lo general- a las mujeres.

  4. Dúas Lúas dice:

    Gracias por tu opinión, Bona. Precisamente, leyendo hace poco a Virginia Woolf, descubrí que también ella apostaba por Jane Austen frente a Charlotte Brönte. Supongo que soy una romántica incurable en lo que a literatura se refiere… Gustos o críticas al margen, creo impagable el trabajo de las escritoras inglesas para normalizar y visibilizar el sitio de las mujeres en la literatura, Jane Austen (aquí sí que no hay duda) por delante. Y prometo que si consigo acabar algún título de Galdós hablaré de sus mujeres… Saludos maleducados 😉

  5. […] Más sobre Jane Eyre en mi blog Maleducadas: Mujer busca su sitio: el debate sobre Jane Eyre. […]

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